El cierre de una clínica como XDell-Center en Alemania, en la que la joven isleña aquejada de ataxia de Friedrich, Yasmina Alcolea, había recibido dos tratamientos con células madre, es un motivo de alivio para los profesionales que desempeñan su trabajo con seriedad y siguiendo los protocolos establecidos en toda investigación para avanzar en el desarrollo de medicamentos contra las patologías consideradas “raras”.
Con el aval que ofrece su currículo y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas al que pertenece el Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández, de Alicante, el testimonio del doctor Salvador Martínez, lejos de suponer un motivo de desesperanza, supone el alivio de que se trabaja a marchas forzadas y que los resultados que se obtengan se aplicarán con todas las garantías posibles.
—¿Las expectativas que se han creado con los tratamientos con células madre se corresponden con la realidad?
—En líneas generales no. Sin duda el éxito del tratamiento con células en enfermedades de la sangre y la existencia de células con capacidad regenerativa en algunos tejidos sólidos, junto con resultados parcialmente positivos en experimentos in vitro (cultivos celulares) y en animales, han abonado el terreno sobre el que han crecido el optimismo y la ilusión desmesurada en que todo se puede regenerar.
—¿En qué momento se encuentra la investigación?
—La investigación esta encauzándose en los últimos años en el conocimiento de la biología de las células madre y en su uso en modelos animales adecuados. Después de la época inicial un poco alocada y sin mucho foco, se van comprendiendo mejor los límites y las posibilidades racionales de las células como tratamiento de enfermedades. La investigación clínica con células esta bien controlada y se realiza bajo parámetros científicos adecuados en protocolos de ensayos clínicos (regulados por las agencias gubernamentales).
—¿Por qué en algunos países está prohibida o restringen la investigación con células madre?
—Creo que por razones históricos, sociales y religiosas. No existen razones científicas que argumenten en contra de la investigación normalmente planteada en células . Si la investigación se realiza de forma regulada y controlada bajo los parámetros éticos establecidos por comités éticos de investigación experimental y clínica, los valores sociales están garantizados.
—¿Se está experimentando ya con seres humanos?
—Se están realizando ensayos clínicos regulados que cumplen con todos los requerimientos científicos. Este es el camino para llegar a determinar de forma segura que una técnica puede convertirse en medicamento. Son necesarios.
—¿Cuánto tiempo se necesita para conocer los efectos secundarios de los tratamientos (no necesariamente en humanos)?
—Aunque en biología no se puede estar seguro de casi nada, hoy en día y con las técnicas de análisis muy sensibles que tenemos podemos explorar muchos procesos y órganos, por lo que en poco tiempo podemos valorar los efectos beneficiosos y perjudiciales de los experimentos. Los efectos tempranos se pueden valorar entre 2 y 4 semanas, lo tardíos habría que seguirlos varios años.
—Existen clínicas asentadas en países cuya legislación permite los tratamientos con células madre. ¿Reúnen las garantías mínimas para realizarlos según lo que se conoce hasta ahora de su aplicación?
—En general no. Sus tratamientos no están soportados con datos experimentales casi nunca y no realizan ensayos clínicos, por lo que están fuera de las reglas científicas y éticas mínimas. En medicina esta figura tiene nombre: charlatanería, y apoyados por un pensamiento mágico resultante de la mezcla de datos parcialmente científicos, juegan con la dignidad y la desesperación de la gente.
—¿Hasta qué punto la aparición de casos fraudulentos pueden influir en los gobiernos permisivos con la investigación para que cambien de opinión y la restrinjan o, lo que es peor, la prohíban?
—No lo sé si esto ocurrirá, pero es necesario que desaparezcan estas clínicas fraudulentas, porque los enfermos desesperados y sin modelos de referencia están siempre dispuestos a cualquier cosa que les ofrezcan estos individuos sin escrúpulos.
—Hay familias que se arriesgan a tratamientos con células madre porque es la única salida que encuentran ante la falta de respuesta del sistema de salud público. ¿Qué peligros entraña esta práctica?
—Esto no es cierto en realidad. Hay siempre vías racionales de luchar contra la enfermedad y ayudar a los enfermos. Siempre se pueden crear fundaciones o estructuras que fomenten la investigación básica y clínica en una enfermedad. La ciencia está buscando respuesta para casi todas las enfermedades, una vía lógica es apoyar estas iniciativas.
—¿Hay alguien que se pueda arriesgar a pedirles que confían en la Sanidad Pública cuando ésta no puede darle una respuesta?
—Siempre hay una posibilidad de respuesta y está en el fomento de investigación y con ello el desarrollo de ensayos clínicos. Los enfermos tienen derecho a solicitar una respuesta científica y racional a los gobiernos que mantienen con sus impuestos.
—El Gobierno español está facilitando la investigación con células madre o los investigadores se ven una vez más con los parabienes de la legislación y la falta de medios para investigar?
—El gobierno español afortunadamente es permisivo y fomenta la investigación en células madre. Por ello en nuestro país no tiene sentido este tipo de clínicas fraudulentas, haciendo las cosas bien el sistema sanitario (o incluso la iniciativa privada) podemos conseguir muchas cosas interesantes para los enfermos.
Los estudios sólo llegan a reconocer los “efectos locales beneficiosos”
Las células madre aisladas de la médula ósea o de tejido adiposo es una fuente fácil de obtener y mínimamente invasivo de las células que han demostrado ser capaces de paliar y prevenir la muerte celular en numerosas enfermedades, incluyendo enfermedades neurodegenerativas.Hay varios métodos por los cuales las células madre mejoran el desarrollo de enfermedades, tales como los procesos de fusión celular, la transdiferenciación y liberación del factor trófico. Por lo tanto, se utilizaron estas células en modelos de la ataxia de Friedreich con el fin de confirmar si tienen un efecto beneficioso potencial, y así convertirse en una herramienta terapéutica en el futuro, según un estudio del Instituto de Neurociencias en el que participó Salvador Martínez.
Las conclusiones de ese estudio son que las células madre ejercen beneficiosos efectos locales (neurotróficos) sobre las células ataxia de Friedreich, siendo un “posible enfoque” terapéutico para esta enfermedad. Una conclusión que todavía se aleja mucho de los mensajes de los “charlatanes” y que demuestra que queda mucho camino por recorrer antes de que ciertas enfermedades hasta ahora incurables puedan contar con remedios eficaces y seguros para su curación.
El perfil del investigador de un centro que ofrece la garantía de la cautela
Salvador Martínez Pérez es licenciado en Medicina por la Universidad de Murcia en junio de 1985. Premio extraordinario de licenciatura curso 1984-1985. Su tesis doctoral fue dirigida por el Profesor Luis Puelles López en la Facultad de Medicina de Murcia en el Departamento de Ciencias Morfológicas entre diciembre de 1985 y noviembre de 1987. Es Doctor en Medicina por la Universidad de Murcia y leyó su tesis el 30 de noviembre de 1987. Premio extraordinario de doctorado curso 1986-87.Es Catedrático de Universidad desde abril de 2004. Vicedirector e investigador del Instituto de Neurociencias, UMH-CSIC. Director del Laboratorio de Embriología Experimental del Instituto de Neurociencias, UMH-CSIC.
Las líneas de investigación se han centrado en el desarrollo y morfogénesis del sistema nervioso central de vertebrados. Estudio especialmente enfocado al control molecular del desarrollo y sus implicaciones celulares en la formación normal y patológica del cerebro.
También ha sido coautor de una investigación sobre la aplicación de las células madre en la ataxia de Friedrich.